Memoria de los brazos de mi abuelo

Cirilo Serrano Rugerio


Con la hoz cortaba alfalfa hasta llenar la carretilla. Sus brazos fuertes y decididos alzaban la carretilla como si estuviera vacía. Avanzaba desde el terreno hasta los corrales sin que nadie se le atravesara. En un movimiento, repartía media carretilla de alfalfa a los borregos, el resto para los conejos. ¡Qué me ves, corre a traerles agua! Me gritaba. Yo corría por una cubeta al pozo y luego otra y otra más. Tú no sirves para esto, mejor vete a estudiar, no seas un burro como yo, me decía. Andaba apurado porque tenía que terminar de alimentar a los animales para poder dormir un rato antes de regresar a chambear a la fábrica. Así es como yo lo recuerdo.

Mi abuelo güero. Obrero y campesino. Jubilado y pensionado. Con noventa años, permanece en su memoria haber sido bracero en Estados Unidos a mediados del siglo XX, aunque no conserva ninguna fotografía de aquella época. Este es un regalo para él, una colección de imágenes generadas con IA a partir de sus propias palabras, para que se inserten en su álbum familiar.

Guillermo Serrano

Troca volteada

Una vez íbamos en el campo en una troca y se volteó. Nos fuimos todos para abajo pero no nos pasó nada.

Iba en el campo despacito, la troca se ladeo y se volteó y todos salimos botados al campo.

Íbamos como 10 compañeros en esa troca, todos nos caímos y no pasó nada, nos levantamos y levantamos la camioneta y ya nos fuimos a trabajar.

Estábamos trabajando cortando lechuga.

C.S.R.

Estaba fumigada la fresa

Cecilio se animó y se fue conmigo, nos contratamos allá en Calexico, California. A él le tocó en Santa Ana, California, y a mí me tocó en Salinas, California.
Me avisaron después de que murió. Según me cuentan, fueron a pixcar fresa y les dijo la persona que los andaba trayendo que no comieran nada porque estaba fumigada la fresa y este muchacho, digo yo, que comería fruta, una fresa bonita que vio, se le antojó y se la comió.
Saliendo del campo fueron a donde se hospedaban, todavía entró al comedor y ayudó a descargar un carro que llegó con mercancía para la cocina. Todavía después se fue a ver televisión. De ahí, como a las diez de la noche se sintió mal, lo llevaron al hospital, pero ya no hicieron nada por él.

C.S.R.